Las manualidades más llamativas no siempre son las que más trabajo tienen detrás. Las piezas realizadas con corcho son un ejemplo perfecto de cómo decorar una habitación optimizando tus recursos.
Encontramos países, como Alemania, en el que se han llevado a cabo iniciativas para reciclar el corcho sobrante. Diferentes colegios de Hamburgo iniciaron una campaña para convertir todos los tapones de corcho utilizados en aislante para la construcción. El proyecto fue todo un éxito, ya que se extendió por todo el país y a raíz de ello se establecieron centros para tratar (triturar) el corcho. A más pequeña escala, la cadena de hoteles NH recicló dos toneladas de corcho para utilizar en la construcción de hoteles sostenibles. ¿El siguiente paso? Nosotros somos el siguiente paso, el eslabón más débil de la cadena que se hace fuerte con cada iniciativa. Reciclemos el corcho a nuestra manera.
Estamos de enhorabuena, no es necesario triturar. Mejor aún, no precisamos una cadena de hoteles para disfrutar de nuestro proyecto sostenible. Apenas necesitamos ponernos nuestro mono de manualidades y ganas.
Y hablo de manualidad porque de alguna forma tenía que referirme a ello. ¿Por qué digo esto? Porque el ejercicio es tan sencillo que quizá se encuentre en el limbo de las manualidades. Y el mismo razonamiento podría establecer para el título: ¿es un centro de mesa? ¿Es un jarrón? ¿Tiene su propio nombre que lo designe?
Consigue un buen número de corchos y corta la cabeza a los que la tengan. A continuación, mételos todos en un jarrón, un bol o un recipiente mínimamente grande de cristal transparente. La base del proyecto ya la tienes. A partir de aquí, lo que más te guste. Si crees que combina bien con flores, adelante; si crees que con una vela en el centro (a mí esta idea me parece maravillosa) le dará calidez a la estancia, avanti tutto. Eso sí, protege la vela con un vaso de cristal o similar, no vayamos a tener un problema.
Podemos llamarlo Centro de atención…
Imágenes: tictacflowers.com, twotwentyone.net