Hay figuras que aúnan sencillez y diseño. Si le sumamos que resultan gratamente accesibles para el decorador estándar… premio. Estamos hablando de las siluetas, una gran salida para tener cuadros modernos sin apenas esfuerzo.
En ocasiones las cosas sencillas son las más efectivas. Y no sólo porque te permitan llevarlas a cabo y pensar en otra cosa, sino porque entre el magma de nuevas tendencias, grandes diseños y ácidos, tenues y desgastados colores, la pieza virgen e impoluta resiste a miradas desconocidas. En ese lado del charco encontramos las siluetas.
Lo primero que conviene señalar es que tienen un carácter transversal. ¿Qué significa esto? Fundamentalmente que la capacidad de adaptarse a diferentes entornos es pasmosa: animales, muñecos y flores para niños; personajes, objetos e iconos para los adolescentes; y personas y perfiles para los adultos. Y esto sólo es una muestra, porque los ejemplos expuestos pueden intercambiarse entre sí. A donde quiero llegar es a que lo soportan todo, las formas que quieras.
Además, son fáciles de conseguir. Basta con hacerlas tú misma en una cartulina y ponerles un marco o moldura. Puedes arriesgarte y jugar con los colores: cartulina y marco de tu color favorito por un lado, el clásico contraste de blanco y negro por el otro, con moldura de madera o de aluminio.
Como puedes ver en a imagen que ilustra esta entrada, existe la posibilidad de crear conjuntos o bloques de siluetas, combinando escenas. Si te sirves de la pared, ya sea mediante pintura o vinilos, el resultado multiplica su visibilidad de forma exponencial. A partir de aquí entra en escena tu capacidad para crear y transformar la realidad de tu vivienda.
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