El espacio que ocupamos en el hogar goza de toda la atención posible, pero ¿y el espacio negativo? Un olvidado de la decoracion de interiores.
Dividimos los espacios del hogar en dos grupos: el espacio que ocupamos y el espacio que no ocupamos. Sin embargo, no trabajamos las dos esferas de la misma manera. Mientras que nos obcecamos con el objeto adecuado para el hueco que queremos tapar, no nos ponemos tan meticulosos en el momento de decidir las directrices del vacío. Sí, sé que esto parece una auténtica locura, pero es real y convivimos con ello.
Si nos detenemos a reflexionar lo expuesto, veremos que el vació es una de las armas más potentes cuando nos enfrentamos a la disponibilidad absoluta de un estancia. Principalmente porque queriendo -o sin querer, así es el ser humano- atrae de forma irremediable la atención. Si todavía necesitas un ejemplo que ilustre lo que comento, piensa en el estilo minimalista: se basa en la mínima expresión de los espacios y objetos; el equilibrio entre lo neutro y el sutil detalle; y en la organización diáfana.
El espacio negativo es imprescindible en cualquier proyecto, ya que indirectamente gestiona el efecto de todo cuanto implementemos en un salón, dormitorio o pasillo. Acentúa colores, texturas y formas por contraste. Imaginad que no hubiese límites entre los objetos… Bueno, mejor no pesarlo, que aún no volveríamos locos.
Adonde quiero llegar es que las piezas de nuestro proyecto necesitan respirar, y no todos precisan el mismo espacio. Por ello, debemos valorar. ¿Qué efecto queremos conseguir? Si dejas mucho espacio alrededor de un cuadro, éste se empequeñecerá y el efecto dramático se incrementará; sólo es un ejemplo, pero basta para entender el poder del espacio en la decoracion e interiores.
Cómo gestionar el espacio negativo
Decorar consiste en sumar, añadir, en dar color, forma y textura a un espacio que en un principio carece de esencia y presencia propia. El proceso más común es sumar piezas para un proyecto que a la postre nos dará un resultados Pero… ¿cómo gestionamos el espacio vació? Ya tratamos en su momento el espacio negativo de la decoración de interiores, y por ello acompañaremos aquel texto con algunos consejos para poner el práctica.
Suelo. El suelo debe ser el punto de partida para determinar qué tamaño de muebles escogemos, porque el mobiliario tiene que guardar una proporción respecto al espacio disponible. De lo contrario, la sala se vería abarrotada. Cada mueble responde a unas dimensiones y también al espacio necesario para su uso. Así, un mesa de centro ocupará unas medidas y el medio metro (aproximado) extra para su cómodo uso. Lo mismo sucede con la mesa del salón, que precisará equis sillas, las que a su vez necesitan de un espacio de uso.
Pared. Mientras el punto del mobiliario tiene un enfoque muy pragmático, el caso de la pared adquiere un alto grado visual. Y es que el espacio que generemos alrededor de un cuadro definirá un segundo marco para el ojo. Los cuadros deben respirar, por lo que no conviene cubrir cada centímetro de pared. Hasta los cuadros de salón compuestos poseen un mínimo grado de aire, que posteriormente se amplía en el global de la pieza.
Techo. El gran adalid del espacio negativo. En este caso, abordamos el espacio desde la vertiente de la pintura. Los colores oscuros suelen bajar los techos, por lo que se recomiendan para viviendas altas o de gran tamaño. Pero no sólo conviene tener en cuenta el color del techo, sino el contraste que se crea con el color de las paredes.
Orden. Los puntos expuestos anteriormente no tienen sentido si el desorden campa a sus anchas. Las piezas convenientemente colocadas tienen un sentido; el caos rompe cualquier proyecto decorativo. Venga, un excepción: el estilo kitsch.