No están los primeros puestos en las listas de decoración interiores, pero aportan orden y armonía a la estancia. Los revisteros vuelven al terreno de juego. Dales cancha.
Los revisteros desaparecieron paulatinamente de los salones del hogar hace años. Con la llegada de tendencias neutras y más austeras se consideraron un estorbo, algo que siempre estaba molestando por el medio y cuya función quedaba en entredicho. Y es que la mesa resultaba más útil y también podía alojar en su interior diarios, revistas y libros. Años más tarde, con la preferencia por incluir todo tipo de objetos que ayuden a confeccionar ambientes, los revisteros regresan al mundo de la decoración.
Uno de los factores a tener en cuenta es que nos encontramos ante un objeto que mezcla la funcionalidad, pues tiene un uso concreto, y la estética, ya que permite combinaciones con otros muebles o apuntalar ambientes. A esto se le suma su gran capacidad de adaptación. Tanto es así que un revistero puede ocupar cualquier zona de la vivienda: el salón, un dormitorio, en el despacho como archivador… hasta el baño es un buen lugar.
En cuanto a los ejemplo que os traemos, se pueden dividir en dos tipos. El primero, con las tres primeras imágenes, va destinado a viviendas con amplios espacios. Son revisteros independientes, piezas cuya función es la de un revistero, ni más ni menos. Encontramos diversos diseños, que van desde el uso de líneas rectas a la preferencia por formas onduladas.
El segundo tipo tiene más miga, ya que el revistero va implementado en un mueble. En la galería mostramos los dos más típicos, la mesa y el sofá. Si tu hogar no goza de excesivos metros cuadrados, unificar piezas es una buena opción. El caso de la mesa no es tan infrecuente, ya que muchas acostumbran a llevar una repisa donde guardar objetos, pero el del sofá resulta francamente llamativo.
Ante de acabar, señalar una premisa básica de los revisteros, que tengan fácil acceso, porque si no, prescindirás de ellos.