Las ideas originales a veces parten de conceptos que quedaron en el olvido tiempo atrás. Recuperemos, entonces. Podemos decorar paredes con láminas 3D.
Las láminas tridimensionales se pusieron muy de moda en lo años 90. Lo dominaron todo durante un tiempo. Los más interesados compraron el libro oficial, Ojo mágico (a día de hoy supera la décima edición), otros se intercambiaron láminas promocionales de revistas y los más originales ampliaron sus modelos preferidos para colgarlos en las paredes de su casa, a modo de cuadro. Esto es lo que presentamos hoy.
Y es que si empezamos por el principio, el mantra «lleva la decoración a tu terreno para que diga algo de tu personalidad» no deja de ser poner un poco de uno mismo, más allá de lo que dicten las normas del interiorismo y los grandes gurús del sector. Sí, colgar cuadro tridimensionales ya no es todo lo cool que era entonces, pero eso no significa que en un momento concreto de tu vida o en un punto determinado de la casa no tenga sentido. Pongamos un ejemplo. El dormitorio de un niño agradezca el punto de color que ofrecen este tipo de piezas. Además, es una gran forma de interactuar no sólo con el propio niño, sino entre él y los amigos que entran en su dormitorio (os acordáis del foco de atención…).
La tendencia de la época apelaba a lo simple, ya que lo importante radicaba en poder visualizar lo que la lámina albergaba en su interior. Años después, la idea sigue siendo la misma, por lo que un marco fino de madera o aluminio, de color negro por ejemplo, cedería toda la importancia a la imagen. Asimismo, y como siempre que utilizamos este tipo de producto, colocaríamos un cristal protector. Éste, además, ayuda en el proceso de visualización.
Imágenes: dramacoreano.cubava.cu, sofiaoriginals.com, eluniversodewavens.blogspot.com.es